4.3.07

El Sistema Nervioso está conectado con el Sistema Inmunológico



El Sistema Nervioso está conectado con el Sistema Inmunológico


Ha sido verificada en ratones la relación del cerebro con las defensas del organismo.


Investigadores alemanes han comprobado en ratones la conexión entre el sistema inmune y el sistema nervioso, confirmando así que las defensas del sistema inmunitario están, al menos parcialmente, influenciadas por el sistema nervioso.


Estudiando los vasos sanguíneos y linfáticos que rodean los intestinos de los ratones, científicos del Helmholtz Centre for Infection Research pudieron ver, a través del microscopio y con técnicas de marcación, que las células más importantes del sistema inmunológico forman conexiones con los nervios.


Por otro lado, descubrieron también que algunos nervios culminan en las glándulas linfáticas de los intestinos, y que las células del sistema inmune pueden reconocer a los transmisores o sustancias mensajeras del sistema nervioso.

Un equipo de científicos del Helmholtz Centre for Infection Research, en Alemania, ha demostrado en pruebas de laboratorio con ratones que existe una conexión entre el cerebro y el sistema inmunológico.


Un estudio integral del intestino de estos animales, y de los vasos sanguíneos y linfáticos que lo rodean, con técnicas específicas de observación microscópica y marcación, mostró que numerosas células inmunes incrustadas en el tejido que rodea el intestino están vinculadas a las células nerviosas.


Según explica el artífice de esta investigación, Kart Dittmar, publicadas en un comunicado difundido por dicho centro, los investigadores “cuentan ahora con numerosos indicadores que señalan que las defensas del sistema inmunitario están, al menos parcialmente, influenciadas por el sistema nervioso”.


Conexión demostrada


De hecho, esta conexión ha podido verse con el microscopio. Y, según Dittmar, lo más probable es que no haya demasiadas diferencias entre la situación de los ratones y la del ser humano a este respecto.

Por tanto, el cerebro y la psique de los ratones tienen un efecto demostrado en su sistema inmunológico, que consiste en un conjunto de mecanismos que protegen al organismo de infecciones, que identifica y elimina patógenos.


Un fallo en el sistema inmune conlleva, por falta de respuesta ante los virus, bacterias y otros agentes infecciosos, a enfermedades infecciosas. Pero aún se sabe poco acerca de cómo el sistema nervioso regula las defensas que produce el sistema inmunológico.

De hecho, según Dittmar, la investigación acerca de las interacciones entre ambos sistemas aún se encuentra en sus primeros estadios.


Asombroso número de Vínculos


La importancia de este estudio radica en que se puedan comprender mejor, en un futuro cercano, las vías que sigue el organismo para desarrollar algunas infecciones, como el prión, un agente infeccioso que produce la enfermedad de las vacas locas y que penetra en el sistema nervioso a través de los intestinos.

En la investigación, los científicos aplicaron técnicas de inmunología histoquímica, es decir, de la química histológica o rama de la química que trata de los componentes celulares de los tejidos.


Así, se marcaron con un tinte específico los anticuerpos que se producen contra las moléculas de la superficie celular y que sólo parecen en ciertos tipos de tejidos. Diversos tejidos cobraban un color diferente bajo la luz del microscopio lo que permitió caracterizar siete tipos de células de forma simultánea en cortes histológicos transversales y, además, hacer visibles un asombroso número de contactos entre las células nerviosas y las del sistema inmune.


Células inmunes importantes


Según los científicos, entre las células inmunes destacadas se estudiaron algunas de las más importantes, como los linfocitos-B (de los que depende la inmunidad mediada por anticuerpos, con actividad específica de fijación de antígenos), los linfocitos-T (responsables de la respuesta inmune realizada por células, así como de funciones de cooperación para que se desarrollen todas las formas de respuestas inmunes, incluida la respuesta de anticuerpos por los linfocitos B) y las células dendríticas (células del sistema inmune que, cuando aún son inmaduras se asientan en la piel, las membranas mucosas, los pulmones y el bazo, allí engullen a los microorganismos invasores a través de los receptores caliciformes que poseen en su superficie, también ingieren el líquido que las rodea y fagocitan virus y bacterias).


Todas estas células, esenciales para la inmunidad, forman conexiones con los nervios, aseguran los expertos. Además, se descubrió que algunos nervios terminaban en las glándulas linfáticas situadas alrededor de los intestinos, por ejemplo, en las llamadas placas de Peyer (cúmulos de tejido linfático), en las que se acumulan las células inmunológicas.


Por último, los investigadores descubrieron que las células del sistema inmune pueden reconocer a los transmisores, esto es, a las sustancias mensajeras del sistema nervioso.


Una prueba más


Los resultados de esta investigación respaldarían los presupuestos de una rama de la medicina que es la psiconeuroinmunología, que estudia las complejas interrelaciones entre el sistema nervioso central y el sistema inmune.


La idea básica de esta ciencia es que el comienzo y el curso de una enfermedad dependen de la agresividad del agente patógeno, por un lado, y del grado de vulnerabilidad del organismo atacado, por el otro.

Esta vulnerabilidad dependería a su vez del estado tanto físico como psíquico de dicho organismo. Diversos investigadores han abordado el tema, desde los soviéticos Metalnikov y Chorine, que en los años veinte del siglo pasado empezaron a investigar en el condicionamiento de las respuestas inmunológicas, hasta los trabajos, mucho más recientes, de los investigadores Robert Ader y Nicholas Cohen, ambos del centro médico de la universidad norteamericana de Rochester.


Tras décadas de investigación, estos científicos afirman que la convergencia de datos procedentes de diversas disciplinas ha dado lugar a un compendio de evidencias que señalan que el sistema inmune está integrado por procesos psicofisiológicos y, por tanto, influenciado por el cerebro, al igual que puede influenciar en el cerebro. La investigación de Dittmar y su equipo viene a afianzar estos descubrimientos previos.


Por último, cabe agregar que estas investigaciones no hacen más que ratificar en gran parte las teorías del Dr. Ryke Geerd Hamer sobre la relación entre estrés y enfermedad.